miércoles, 19 de mayo de 2010

ARMAS IMPERIO ROMANO





Una de las ventajas del ejercito romano frente a su enemigo era su gran armamento.

Las armas de asedio eran armas que se usaban en la antigüedad para destruir fortalezas, murallas y castillos durante un asedio.




La balista era un arma que se empleaba para el lanzamiento de piedras de diferentes tamaños. Debido a su tamaño, debía sostenerse sobre un trípode y era manejada por varios hombres encargados de poner los proyectiles, tensar la máquina y liberar finalmente el proyectil. Se usaba principalmente en los asedios, ya que una vez montada era difícil de apuntar con ella a objetivos móviles. No obstante, en ciertas ocasiones se incorporaron ruedas al soporte de la balista para poder cambiarla de sitio sin tener que desmontarla.




La catapulta romana se empleaba para el lanzamiento de flechas en los ataques a las ciudades. Usaban proyectiles de madera, que medían en torno a 70 centímetros y punta de hierro muy afilada. Era un arma de gran precisión, y capaz de atravesar chapas metálicas de casi 2 centímetros, de forma que las corazas y los escudos no podían detener uno de sus proyectiles.




Los arietes se construían en madera, con la cabeza del carnero realizada en bronce. Los arietes se empujaban hasta las puertas o murallas por varios hombres. Se colocaban ruedas para facilitar su transporte. Una vez situado junto a la muralla, se empujaba el tronco o viga de madera, sujeto por cuerdas a la estructura principal, provocando el balanceo y golpe en la muralla. Se movía hasta que se abría brecha en el muro, o se derruían las puertas.



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